Hasta que me convertí en madre, no comprobé en primera persona la verdad de lo que te suelen decir: vas a poner lavadoras todos los días. Qué exagerados, piensas. No será para tanto, intentas convencerte. Pero sí. La verdad es que es posible lavar ropa a diario y que el cesto de la ropa sucia no llegue a vaciarse nunca.

Dos meses después de dar a luz, me lié la manta a la cabeza: si de cualquier forma, desde que soy madre hago la colada día sí y día también, ¿por qué no añadir los pañales de tela?

El tema de los pañales desechables era algo que no terminaba de casar con mi conciencia ecológica. Y qué queréis que os diga, tampoco con mi bolsillo. Me informé bastante mientras estaba embarazada, pero tanta teoría me abrumaba y al final decidimos ir tirando con los desechables hasta que estuviéramos más aterrizados en el mundo de la pa(ma)ternidad. Cada dos días, tirábamos una bolsa llena de pañales sucios, y a mi se me rompía un poquito el corazón. Claro que siempre existe la opción de ayudar a tu bebé a que no lleve pañales desde el nacimiento, pero para nosotros eso era impensable en ese momento.

Con la llegada del buen tiempo y de una buena oferta en Wallapop nos decidimos. Y aquí vengo a contaros lo que me habría gustado saber a mí sobre los pañales de tela antes de decantarnos por ellos.

1. Se ahorra (mucho) dinero

No te imaginas cuántos pañales necesita un bebé hasta que tienes uno. Si quieres hacerte a la idea, te diré que usarás una media e 6 pañales al día durante alrededor de dos años. Es decir, que cuando tu peque deje el pañal habréis puesto y quitado más de 4.300 pañales. ¿Y cuánto habréis gastado? Unos 1200 euros, calculando por lo bajo y dependiendo de la marca que elijas.

Si te pasas a los pañales reutilizables, con 20 unidades tienes suficientes para ir cambiando y lavando sin agobiarte demasiado. La inversión inicial a veces echa para atrás, pero a la larga salen las cuentas: con alrededor de 300 euros habrás invertido en pañales de por vida (incluso menos si los compras de segunda mano). Sí, señor. Para siempre. Y otro punto importante: sirven para tus siguientes hijos si los cuidas bien 🙂

2. Son más fáciles de lavar de lo que parece

No hay mucha ciencia detrás de su lavado. Básicamente hay que tener en cuenta cosas lógicas para que el ahorro económico y ambiental sea real. Porque es importante saber que los pañales de tela pueden ser igual o más contaminantes que los desechables si no tenemos cuidado a la hora de hacer la colada. Las indicaciones básicas para economizar al máximo son:

  1. Usar detergente normal y SIN suavizante. Otra opción es usar nueces de lavado.
  2. No lavar a más de 60°C excepto una vez cada 3 meses para higienizar.
  3. Secar al aire libre siempre que sea posible y NUNCA encima del radiador para no dañar las fibras.
  4. Evitar la secadora si es posible.
  5. Cargar la lavadora hasta su capacidad máxima.

3. Vas a lavarlos a diario (o casi)

Como comentaba al principio, esto quizá es lo más cansado del tema. Una colada de ropa puede esperar varios días, pero los pañales necesitan un lavado cada dos o tres días máximo.  Haga sol o llueva a mares. Si no los lavas empezarán a coger olores y pueden salir hongos por la humedad. Así que preparaos para una tarea extra en vuestra agenda de pa(ma)ternidad.

4. ¿Y la caca?

Antes de empezar a usar los pañales de tela, siempre me preguntaba cómo se limpiaba la caca. Es cierto que depende bastante de si tu bebé es lactante o ya más mayorcito, pero la caca sale, os lo prometo 😛 Si queréis facilitaros la vida, hay unos forros degradables hechos a base de fibra natural que se pone sobre el pañal como una compresa fina y sirve para recoger las heces. Si el bebé solo ha hecho pis, puedes usar los forros más veces aclarándolos con agua y dejándolos secar.

Si preferís no usarlos o si la caca pasa al pañal, hay que dejarla secar(sí es líquida) unos minutos y luego quitarla con un chorro de agua fuerte. Se elimina fácilmente. Si es sólida, puedes tirarla al váter directamente. Y si queda algo de color en el pañal, normalmente sale con el siguiente lavado. En caso de que se resista (a mi no me ha pasado nunca), puedes usar percarbonato. Además, si tienes la posibilidad de secarlos al sol, se blanquearán naturalmente.

5. El secado es muy importante

Y no, no puedes ponerlos encima del radiador porque se dañan las fibras y se llega a limitar su absorción. Este es otro punto negativo, sobre todo para lugares lluviosos o temporada de otoño/invierno. Así que lo mejor es al sol o al aire libre. También puedes usar secadora a temperatura baja, aunque no es recomendable de forma continuada.

6. Hay muchos tipos diferentes

Y elegir no es fácil. Si tienes mucho tiempo, mi consejo es que investigues y pruebes diferentes tipos hasta encontrar el que mejor se adapte a vosotros. Si desde que eres pa(ma)dre no te da la vida (como a mi), puedes acercarte a alguna tienda de puericultura para que te lo expliquen ellos y preguntar todo lo que sea necesario. Nosotros hemos usado de todo en dos y ahora todo en uno. Los primeros son más fáciles de lavar y los segundos más cómodos de usar. Así que piensa qué es más importante para ti.

7. ¿Y por la noche?

Particularmente, este es el mayor inconveniente de usar pañales de tela. Los desechables duran toda la noche (mínimo 12 horas en nuestro caso), pero los reutilizables aguantan mucho menos. Hay absorbentes nocturnos específicos, pero a nosotros siempre se nos acababa saliendo el pis y me parecía que mi bebé siempre estaba húmedo. Así que debo confesar que para dormir por la noche usamos un pañal desechable. Eso sí, mucha gente no tiene este problema y se apaña perfectamente con los de tela.

8. Se pueden revender o donar

O usar con el siguiente bebé. Y este último punto me encanta. Si dividimos la inversión inicial por el uso final, ¿cuánto dinero nos hemos ahorrado? ¿Cuántas bolsas de pañales no han acabado en el vertedero?

Así que, si te lo estás pensando, te diré que cada día que cojo un pañal de tela me alegro mucho de nuestra decisión. Aunque hay algún inconveniente, los puntos positivos superan con creces a los negativos. Y poquito a poco, entre todos, podemos hacer un mundo más verde y más sostenible.